El proceso tiene como base el modelo de la Iglesia que plantea el Concilio Vaticano II y el magisterio posterior. Una Iglesia que vive la espiritualidad de comunión tiene las siguientes características:
– Vive la esperanza: certeza de que Dios continúa actuando en la historia.
– Busca el discernimiento comunitario.
– Fomenta la igualdad en la diversidad.
– Promueve la comunicación de bienes.
La Palabra de Dios, Eucaristía y Oración son la fuente que nutren y sostienen la espiritualidad comunitaria.